El Día de Muertos es una de las festividades más emblemáticas de México, que tiene sus raíces en las antiguas civilizaciones prehispánicas. Antes de la llegada de los españoles, culturas como los mexicas, mayas, purépechas y totonacas ya honraban a sus muertos con rituales y ofrendas.

Estas culturas creían que la muerte no era el final, sino una transición a otra etapa de la vida. De hecho, el Día de Muertos tiene sus raíces en las festividades precolombinas que se realizaban en el noveno mes del calendario solar mexica (agosto), dedicadas a Mictecacihuatl, la “Dama de la Muerte”, y a Mictlantecuhtli, el “Señor del Mictlán” (el inframundo).

Con la llegada de los españoles y la imposición del cristianismo, estas prácticas se sincretizaron con las celebraciones católicas del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, que se celebran el 1 y 2 de noviembre. De este sincretismo nació lo que hoy conocemos como el Día de Muertos, una celebración que combina elementos prehispánicos con tradiciones católicas.

¿Te gustaría ver con tus propios ojos esta tradición?